El trabajo que merecemos

Hacia fines de 2020, según los datos oficiales del INDEC, el porcentaje de hogares por debajo de la línea de pobreza alcanzó al 31,6% y al 42% de las personas. Por su parte, el mismo organismo dio cuenta de que en el primer trimestre de 2021 la tasa de desempleo se ubicó en el 10,2%, descendiendo levemente del 10,4% registrado en el mismo período del año anterior. En tanto, la tasa de empleo no registrado, también en el primer trimestre de este año, se ubicó en el 32,4% de los asalariados.

Sin duda, al igual que en el resto del mundo, la pandemia contribuyó a instalar una barrera de acero a las pretensiones de crecimiento de una buena parte del planeta y, en el caso de nuestro país, agravado aún más por el descalabro financiero, económico, productivo y social heredado de los cuatro incalificables años del neoliberalismo macrista.

Pero, más allá de las explicaciones, las causas y los diagnósticos; más allá de las medidas de urgencia que se tomaron y que se siguen tomando para atender la situación de los sectores más vulnerados y golpeados; más allá del esfuerzo presupuestario para fortalecer en tiempo récord el sistema sanitario y asegurar la provisión de vacunas; más allá de las políticas públicas de inversión en viviendas y en obras de infraestructura; más allá de todo esto, ese tremendo número de hombres y mujeres que no logran cubrir una canasta básica de bienes y servicios es un peso, una oscura sombra, que como argentinos y argentinas, y como justicialistas, no podemos permitir, ni disimular. Y como argentinos y argentinas, y como justicialistas, estamos convencidos –así lo dicta nuestro histórico ADN– que de la pobreza se sale con producción y con trabajo. Con trabajo digno y con derechos.

Desde esta perspectiva, y con el objetivo de aportar desde lo propositivo, un buen punto de partida puede ser reseñar el trabajo realizado el año pasado, en el marco de la Comisión de Trabajo y Seguridad Social de los Equipos Técnicos del Partido Justicialista nacional, por un grupo de compañeras y compañeros de las distintas líneas del peronismo, dirigentes sindicales y empresariales, expertas y expertos del mundo del trabajo, funcionarias y funcionarios de gobierno, del Poder Legislativo y representantes del mundo académico, quienes nos convocamos para discutir e identificar coincidencias para elaborar un abanico de propuestas que, en materia de Trabajo y Seguridad Social, nos permitieran retomar la iniciativa política de la agenda pública.

En esos encuentros, que se desarrollaron de manera virtual durante casi todo el año, se advirtió con claridad que la promoción y el desarrollo de políticas públicas que apoyen la generación de empleo fue la principal idea fuerza que atravesó los debates y las discusiones. En este sentido se destacaron, por ejemplo, la promoción de obras públicas y de construcción de viviendas; la creación de un sistema nacional de cuidados; el apoyo al desarrollo y a la regularización de cooperativas y emprendimientos de la economía popular; la revisión integral del sistema de trabajo del empleo rural y su mayor inclusión en la seguridad social; la promoción de los empleos verdes y el apoyo a las cooperativas de reciclado; y la promoción del empleo en micro, pequeñas y medianas empresas. También, como parte de las políticas públicas a promover, la reducción de la jornada de trabajo, el fortalecimiento de la inspección del trabajo y la regulación de la economía de plataformas fueron temas presentes en los intercambios de ideas.

El desafío de una mejor “normalidad” es sin duda un tema clave en la disputa por una sociedad mas inclusiva y más justa. El desarrollo tecnológico debe alcanzar a todos para tener una buena conectividad y herramientas informáticas adecuadas que permitan un nuevo modelo mixto –presencial y virtual– virtuoso en términos de calidad y productividad con mejor aprovechamiento del tiempo, los espacios y los traslados. Así también, tendremos una gran oportunidad para generar un nuevo modelo pedagógico que mejore sustancialmente el proceso de enseñanza-aprendizaje con el aprovechamiento integral de los adelantos tecnológicos en materia educativa.

Por supuesto que en un escenario socioeconómico tan complejo como el argentino, además de las medidas que contribuyan a generar trabajos de calidad, la protección integral a las personas con problemas de empleo debe mejorarse, ampliase y enriquecerse. En este sentido es crucial redefinir el seguro de desempleo, ampliando su cobertura y mejorando los montos de sus prestaciones, además de establecer mecanismos para brindar cobertura a las trabajadoras y los trabajadores desocupados del sector informal, con montos y plazos tal vez más reducidos.

La ampliación y el fortalecimiento de la red de servicios de empleo y de los sistemas de formación profesional y capacitación para el trabajo mucho tienen que aportar, y en este sentido la acción articulada de los poderes ejecutivos de todos los niveles y del sistema educativo –universidades incluidas– sin duda sumará eficiencia y resultados positivos.

Desde el peronismo históricamente se entendió al trabajo como un elemento clave, central, en la articulación y en el ascenso social. Cuando el trabajo aparece y se expande a todas las actividades se genera crecimiento y desarrollo, tanto colectivo como individual.

Este duro presente que se nos impone con índices de pobreza, de desempleo y de precariedad que nos ofenden e interpelan, no debe, de ninguna manera, provocar desaliento ni resignación. Debe, por el contrario, sacar lo mejor de nosotros. Nuestra creatividad, nuestro mayor esfuerzo, dedicación e inteligencia deben ser un eslabón más para poner en marcha al país a partir de más trabajo de calidad, en condiciones dignas de labor, protegido, inclusivo y con derechos.

Vamos a salir, vamos a estar mejor. Estamos convencidos de ello porque somos peronistas y porque contamos con mujeres y hombres dispuestos y comprometidos para llevar a la práctica estas ideas y las que, seguramente, se irán sumando en el corto y mediano plazo. Estamos convencidos de que lograremos alcanzar el trabajo que nos merecemos y así llegar al país que soñamos.

 

Enrique Deibe es secretario de Vinculación Tecnológica y Democratización Científica de la Universidad Nacional de Lanús, exdirector de CINTERFOR de la OIT y exsecretario de Empleo de la Nación.

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