La navaja de Ockham

“La explicación más sencilla suele ser la más probable”. El principio de la parsimonia, más conocido como la navaja de Ockham, puede colaborar a la hora de explicar fenómenos sociales. El fraile y filósofo Guillermo de Ockham (1280-1349) lo pensó como método de trabajo en una Edad Media a la que se le atribuyen, erróneamente, pocos progresos.

“El 80% de un fenómeno puede explicarse por el 20% de sus causas”. Este principio fue formulado siglos después por el economista Vilfredo Pareto. Lo presentó en su Curso de Economía Política en la Universidad de Lausana en 1896, y si bien está inscripto en la cuantificación de fenómenos sociales propia del período, sigue impactando por su sencillez. Esta regla, conocida también como regla del 80-20 o ley de los pocos vitales, describe el fenómeno por el que, dada una población que contribuye a un efecto común, son muy pocas las causas que provocan la mayor parte del efecto.

Tanto Ockham como Pareto pensaron sus métodos para explicar problemas de la realidad. En términos actuales, podríamos decir que eran pragmáticos, pero, sobre todo, resolutivos. Saltando siglos con cierta alevosía, intentaré leer los resultados electorales que nos dejaron las PASO a la luz de estos maestros de las explicaciones escuetas.

El contrato implícito entre el peronismo y el pueblo argentino, forjado a lo largo de décadas, se funda en nuestra capacidad de resolver cuestiones prácticas para alcanzar, de ese modo, “la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación”. Las tres banderas que resumen nuestros principios doctrinarios han sido más que suficientes para que este acuerdo tácito perdure en el tiempo. Las plazas, las movilizaciones y las urnas son los ámbitos elegidos para un diálogo que corrige, señala y permite avanzar en una simbiosis dinámica, vital y apasionante.

Los procesos electorales, donde millones de voluntades se expresan al unísono, son un fenómeno social de enorme belleza. Perón pidió a los gritos pasar por las urnas. El 17 de octubre de 1945, mientras una plaza colmada lo aclamaba, les arrancó este compromiso a sus colegas de armas. El día del comicio las democracias nos regalan postales únicas. Para el peronismo, esta expresión de la voluntad popular es su piedra basal.

En las democracias de este tiempo las personas de a pie deciden su voto –o su ausencia– empujadas por alguna razón. Esa razón confluye con las de millones de personas, originando argumentos de enormes implicancias. Al conocer los resultados ensayamos las primeras explicaciones para pasar en limpio un mensaje que será, siempre, revelador. Seguramente no lo sepamos, pero en nuestras vigilias y conversaciones realizamos operaciones lógicas a la manera de Ockham. En las razones que se nos develan, en la contundencia del mensaje que recibimos, sentimos el filo de su navaja.

El sueldo no alcanza porque los precios están imparables. La agenda social va al hueso. Más allá de pandemias y vacunas, más allá de ayudas, subsidios y facilidades crediticias, el pueblo trabajador quiere ganarse el pan con el sudor de su frente: que su salario alcance por sí mismo hasta el último día del mes o el período que se trate. La felicidad del pueblo reside en estos pliegues.

La alineación salario-tarifas-precios está en el centro mismo de nuestra búsqueda de justicia social. En un capitalismo concentrado y extractivista, con consumos de elite que profundizan desigualdades, es lo menos que se le pide al peronismo en el poder. ¿Que el Estado es débil frente a los poderes fácticos? Por supuesto, nadie dice otra cosa. ¿Que nos tocó una pandemia inédita? Es cierto, y agradezcamos que al frente del gobierno está la fuerza política que hizo de la salud pública y la vacunación una razón de Estado. Nunca terminaremos de agradecer lo suficiente el legado de Ramón Carrillo. Pero la inflación licúa nuestros esfuerzos, y la plata no alcanza.

Esta explicación, creemos, cumple con los principios de Ockham y Pareto. Nuestra militancia formulará, seguramente, un sinnúmero de explicaciones complementarias. Explicaciones siempre útiles, por supuesto. Pero las urnas han hablado con contundencia y nuestros compañeros y compañeras con responsabilidades políticas y de gestión han escuchado su grito atronador igual que nosotros. Frente a este clamor, el peronismo hará lo que mejor sabe hacer: corregir rumbos, buscar atajos, gestionar a la medida de las necesidades sociales. Mientras otras fuerzas políticas solo saben señalar sus equivocaciones, el peronismo conoce su destino. Lo lleva en su ADN. Como movimiento de masas, podremos equivocarnos muchas veces. Sin embargo, nada ni nadie puede torcer el mandato que le dio origen: un pueblo entero lo lleva impreso en su memoria.

El 20 de diciembre de 2019, a pocos días de que asumiera nuestro gobierno, dije en las redes: “Nos vamos a equivocar y mucho. Tendremos pésimos liderazgos en algunas áreas, fallas de implementación, errores no forzados. Pero el proyecto se autocorrige y prevalece. Porque ahí no hay dudas: es con Todxs. Lo humano nos limita. Lo político nos enaltece”.

 

Claudia Bernazza es diputada nacional del Frente de Todos.

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