Nuevos tiempos: desafíos de un peronismo en constante transformación

Si existe un movimiento político desafiante a lo largo de la historia en nuestro país, ese movimiento es el peronismo. Esta organización de hombres, mujeres, jóvenes y diversidades apasionadas y comprometidas, que se encuentra en permanente cambio, mantiene desde siempre sus ideales y banderas en lo más alto: luchar por la justicia social, la soberanía política y la independencia económica. Hacia allí se dirige cada una de nuestras acciones y pensamientos, hacia la búsqueda de un objetivo claro y concreto que tiene que ver con la necesidad de proteger a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, los que requieren de la mirada atenta de las dirigencias políticas para alcanzar una respuesta que mejore su calidad de vida.

Llegar hasta acá y mantener la vigencia de un partido político con tanta trayectoria, tan arraigado a las costumbres de nuestro pueblo, no ha sido una tarea fácil. Quienes somos más jóvenes miramos al movimiento como un hogar común, donde queremos que nuestras ideas y pensamientos cobren fuerza para poder aportar también nuestro granito de arena en su continuo proceso de construcción. Porque sabemos que el movimiento nació con Perón y con Eva, pero su legado, reflexiones, sueños, deseos y anhelos no se fueron con ellos, sino que permanecen en cada uno de nosotros de forma inspiradora, como señales en un camino que muchas veces se torna sinuoso.

Como jóvenes peronistas, aprendimos a jamás claudicar. La historia reciente nos ha demostrado que unidos –con una simple frase alentadora, pero con mucho contenido de fondo, como la de “Hay 2019”– podremos permanecer de pie para lograr, una vez más, la reconstrucción argentina. Cuando hace dos años nos propusimos encarar este destino en el que hoy estamos inmersos, sabíamos que nos enfrentábamos al desafío de gestionar el caos en el que nos había sumido el gobierno anterior, debiendo hacerle frente a una de las crisis económicas y sociales más graves de nuestra historia. Sin embargo, no esperábamos que a esa crisis heredada se le sumara también la necesidad de gestionar una de las mayores pandemias de la historia moderna, debiendo acondicionar nuestro sistema de salud para poder garantizar la vida de todos los argentinos y todas las argentinas. Han sido meses difíciles, de mucho dolor para nuestro país, pero también de muchísima esperanza, debido a la enorme solidaridad y compromiso de la mayoría del pueblo argentino y a la llegada de millones de vacunas que hoy permiten proyectar una salida hacia adelante. Eso se lo debemos a un gobierno nacional transparente, que siempre nos fue de frente, que avanzó dando pasos firmes y seguros, con una mirada federal e inclusiva, en medio de una tormenta que aún hoy nadie sabe bien cuándo culminará.

Desde un principio esta tragedia sanitaria nos ha envuelto en una situación que debemos afrontar con compromiso y responsabilidad mayores que nunca. Y si bien nos encontramos enfocados en proteger a nuestro país y su gente, también debemos cumplir con las obligaciones democráticas que nos demanda nuestra República. Este 2021 es año electoral, un año donde la toma de decisiones se vuelve fundamental para encarar las políticas legislativas y de gestión futuras. Sin lugar a dudas, nuestro movimiento peronista se verá envuelto en nuevos desafíos que nos permitirán encarar este proceso de la mejor manera posible. Lo podremos hacer porque representamos un frente político amplio y diverso, con miles de opiniones distintas que expresan pluralidad. Pero en esas diferencias encontramos una clara idea de unidad y la persecución de un objetivo común que nos acerca: dar todo lo que somos y todo lo que tenemos para mejorar la realidad de nuestro pueblo.

Esta instancia electoral, que se torna más desafiante que nunca en estos tiempos, nos invita a seguir velando por la unidad del movimiento, a dejar de lado cualquier grieta que se busque sembrar entre nosotros, para poder demostrar una vez más que el peronismo es la única y la mejor opción para generar condiciones de igualdad. Pero también nos llama a escuchar y a prestar especial atención a uno de los sectores más vulnerables de la sociedad, y con una gran incidencia en el proceso electoral: el sector de los y las jóvenes argentinas.

Las juventudes somos el espíritu revolucionario de nuestra sociedad, la esencia de nuestro movimiento, la voz de los que clamamos por mayor ampliación de derechos, de todos los derechos. Representamos un porcentaje verdaderamente importante del padrón electoral, superior al 35%. Nuestras opiniones, pensamientos, deseos, problemáticas, inquietudes y, por sobre todas las cosas, nuestros sueños, deben ser el camino a seguir. Desde diferentes organizaciones ambientalistas, feministas, sociales, sindicales, políticas y empresariales, las juventudes nos están llamando a la acción. Nos interpelan con demandas cada vez más heterogéneas. Nos piden a gritos intervención y propuestas concretas de trabajo coordinado y en equipo, en pos de garantizar más y mejores oportunidades. En este marco, las juventudes peronistas militantes necesitamos espacios de representación que nos contengan y nos brinden la posibilidad de transformar la realidad. Necesitamos un movimiento que nos abrace y nos permita expresarnos en libertad, con la certeza de que nuestras propuestas serán tenidas en cuenta.

La renovación partidaria que tanto propiciamos se dará de la mano de las nuevas generaciones de políticos y políticas que tendremos la enorme responsabilidad de mantener viva la esencia del peronismo, incorporándole nuestra impronta y actitud revolucionaria.

Este año electoral que se avecina será desafiante por donde se lo mire, pero también constituirá una gran oportunidad para que los y las peronistas de todas las generaciones podamos continuar dando pelea en cada uno de los rincones del país por la consolidación de un proyecto nacional más justo y equitativo.

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