Algo no cierra

50% de chicos pobres, tres millones de personas que no tienen ni para comer. El desempleo se duplica. La leche a $60, la manteca a $110, la yerba a $180. Mis alumnos faltan porque no pueden pagar el transporte para venir a las clases. Algunos piden disculpas con vergüenza. Una mujer almuerza y cena berenjenas todos los días desde hace una semana porque alguien se las regaló. El hogar para niños con discapacidad cierra porque el Ministerio no le paga hace seis meses. El presidente dice que va a seguir por el mismo camino, pero más rápido, y las encuestas dicen que hay “empate técnico”. Algo no cierra, dice por lo bajo un consultor. Algo no cierra, me dice mi pareja, extranjera y azorada. Algo no cierra, dicen los compañeros, confiados.

Llega el domingo 11. No, no cerraba. Ahora es lunes. Me encuentro consolando a un cliente gorila, empleado de una gran multinacional. Le doy esperanzas, le digo que a su empresa, que perdió el 50% de las ventas en los últimos tres años, le va a ir mejor.  Muchos grupos de WhatsApp, con amigos y conocidos que los votaron a ellos, están como silenciados. Algunos musitan los ya conocidos “me voy del país”, “compraron votos”, “somos Venezuela”.  El discurso de los medios les dijo que se venía el fin del mundo si ganábamos, y ganamos. Tienen miedo. El peronismo es una máquina de crear esperanza. Nosotros lo sabemos, pero a ellos les dijeron otra cosa.

El gobierno que se va fue horrible y cínico, eso lo tiene en claro la mayoría. Ganamos porque muchos nos quieren gobernando, pero también porque este gobierno es invotable para muchos, y nosotros éramos la única alternativa viable.

Nos queda por delante la tarea de mostrar un camino, contar un futuro. Nuestro trabajo, de acá a octubre, es contagiar nuestra esperanza. A los que se desesperan porque pagan la yerba a $180 o porque no pueden pagar la luz, a los que se cansaron de buscar trabajo, a los que están enfermos y no les dan remedios.  Y también a ellos: a los que nos tienen miedo, a los que no nos quieren. Quizás logremos que nos voten, quizás no. De todos modos, necesitamos que tengan esperanza.

Dije de acá a octubre. Me quedé corto. Nuestro trabajo es dar esperanza. Ahora y siempre.

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