Las patas en la poesía: ¿existe una poética peronista contemporánea?

Tal vez sea demasiado pronto y falte distancia temporal para reseñar la poesía contemporánea vinculada con el peronismo. Sin embargo, el texto de Martín Prieto (2010: 174), el trabajo de Darío Pulfer y Julio Melon Pirro sobre la poesía de la primera resistencia peronista (2020) publicado en este mismo medio, y la investigación de Gito Minore (2019) sobre poetas depuestos, animan algunas preguntas sobre la actualidad: ¿puede hablarse de una poética peronista contemporánea? ¿Qué signos tiene? ¿Queda algún vínculo con otros periodos? Y, más, ¿puede que esta poética peronista contemporánea esté, hoy, atravesada por profundas ideas de género y de identidades sexuales?

Algunos poetas vinculados con el peronismo, como Rodolfo Edwards y Leandro Llull, no coinciden con la idea de una poética peronista: “No creo que exista una poesía peronista en términos de escuela, vanguardia o espacio de producción artística. Sí, en cambio, entiendo que hay poetas con sentir peronista, de muy diversos estilos y con distintas orientaciones estéticas, preocupados por las luchas sociales y culturales, quienes hacen de esa cuestión materia de su obra, partan desde el lugar de donde partan (el lirismo, la ficción o lugares de enunciación más apegados a un ‘nosotros’)”, dice Llull (2020). Edwards agrega (2020): “A mí me gusta más hablar de una tradición de poesía popular en la literatura argentina que se remonta hasta la época colonial. Durante las invasiones inglesas, Pantaleón Rivarola narró en verso la epopeya de la reconquista, transformándose en nuestro primer cronista de guerra. Luego de la independencia los cielitos patrióticos del oriental Bartolomé Hidalgo ponen un nuevo blasón en la poesía popular. José Hernández lleva a la cumbre la poesía gauchesca y establece una relación armoniosa entre literatura y política, entre forma y concepto. Creo que el legado hernandiano (aquellos de ‘cantar con jundamento’) es lo que debemos honrar siempre, a la hora de hablar de poesía social y popular”.

Gabriela Borrelli (2020), poeta y divulgadora, en cambio, explica: “Para mí sí existe una poesía peronista y hay expresiones culturales que comparten con el movimiento político muchas visiones del mundo. Una poesía que visibiliza formas de vida populares, lenguas, y que pone a jugar a los dispositivos poéticos y lenguajes que no son los de una hegemonía. Creo que toda poesía que pueda dar cuenta de los actuales desclasados es una poesía que podría ser denominada peronista”. En la misma línea, la poeta Sol Giles afirma (2020): “Poesía y peronismo son casi una redundancia. La poesía peronista camina junto a los procesos populares, signada por la tragedia y la necesidad popular, factor ineludible de todo peronista. Poesía y peronismo van de la mano, son malditas y políticamente incorrectas. Tal vez por eso la poesía peronista no siempre logró ser volcada al papel. ¿Quién piensa en publicar un libro mientras nos matan?”.

Este texto parte de la hipótesis de que existe una poesía peronista, o mejor: que en el último quinquenio se venía construyendo una poética peronista que parece haber alcanzado un punto cumbre entre 2011 y 2017, y que luego cedió en pos de colectivos más grandes en los que coexisten distintas ideologías partidarias. Para decirlo más claramente: allí donde antes estaba Poetas Peronistas ahora está Poetas por el Derecho al Aborto Legal. Ya no parece importar tanto la ideología partidaria de los y las poetas, sino que se pone la poesía al servicio de un objetivo común que se considera mayor.

 

2011-2015: la cuestión identitaria

No puede dejar de notarse que esta oleada de poesía peronista de la que hablo, y que tuvo un momento cumbre entre 2011 y 2017, parece haberse gestado al fragor de algunos eventos puntuales. Primero, durante el segundo gobierno de Cristina Fernández de Kirchner (2011-2015), la ministra de Cultura, Teresa Parodi (2014-2015), y su par en Educación, Alberto Sileoni (2009-2015), lanzaron la Red Federal de Poesía, una iniciativa conjunta con la Conabip. La Red reunía en el ámbito digital la información disponible sobre actividades, proyectos colectivos y acciones que desarrollaban personas y grupos en todo el país en torno a la lectura y la escritura de poesía y letras de canciones. De la Red formaron parte poetas, letristas, grupos literarios y colectivos poéticos, ferias, festivales, encuentros, ciclos, talleres literarios, espectáculos poéticos, editoriales y revistas, programas de radio y televisión, proyectos en el ámbito escolar y bibliotecas, e incluye expresiones tales como el rap, la copla, la poesía oral, los payadores, declamadores y juglares, entre otros. Además, se lanzó el festival “Poética” (2015) en el Centro Cultural Kirchner. Se hablaba de “democratizar la poesía” (Cultura Nación, 2015) y se trataba de un plan con intenciones verdaderamente federales. La entonces ministra de Cultura declaró: “El país necesita ingenieros, pero también necesita poetas” (Micheletto, 2015). Tom Lupo afirmó: “Éste es un momento histórico: que la poesía sea una cuestión de Estado” (Cultura Nación, 2015).

Durante un breve periodo, tal fue el sentimiento general entre los y las poetas, que la poesía era, por fin, una política de Estado, y por primera vez se la reconocía como un trabajo y, por tanto, se remuneraban las lecturas y las presentaciones en vivo. Durante el gobierno de Néstor Kirchner y los de Cristina Fernández surgieron muchas editoriales independientes dedicadas a la poesía y, al calor de ese momento de mayor o menor fecundidad económica, según el periodo específico, muchos y muchas poetas publicaron por primera vez –recordemos que en Argentina la mayoría de los y las poetas pagan para ser publicados. También nacieron distintos colectivos como Poetas Peronistas, del que formaron parte no sólo poetas, sino también músicos y artistas plásticos, que surgió con la idea de homenajear a poetas desaparecidos o ya muertos y que tomaría otro rumbo durante el gobierno macrista.

Rodolfo Edwards explica (2020): “Participé de la fundación del colectivo Poetas Peronistas en el año 2014. Hicimos varios homenajes a escritores del campo popular (Francisco ‘Paco’ Urondo, Roberto Santoro, Rodolfo Walsh, Leopoldo Marechal, entre otros). La idea madre del grupo era mantener la llama encendida de todos aquellos que nos precedieron en el amor a nuestro pueblo, en cantar sus virtudes, sus alegrías y pesares”.

Hay, además, en este momento una pregunta por la clave identitaria, la pregunta por el peronismo o, más precisamente, por lo peronista. Dice Martín Rodríguez (2013): “El retorno de la democracia trajo una necesidad histórica postergada: la definición del peronismo. ¿Cómo ser peronista si, a diferencia del bolchevismo, el trotskismo o la república, no pide nada? ¿Se puede ser peronista y dejar de serlo tantas veces como sea necesario?”. Rodríguez escribe estas líneas en la contratapa de Escolástica Peronista Ilustrada, de Carlos Godoy (2013), un extenso poema, cuya primera versión fue publicada en 2007 y que pone la cuestión de la identidad peronista en el centro. Con el recurso de la ironía profundamente agudizado, Godoy apunta: “La historia / es peronista” (11), “Casarse / por iglesia” (12), “Un peronista (…) / si / y solo si / premia lo miserable” (12), “Los presidentes / de la república” (13), “La historia”, “Pajearse antes de dormir / la siesta” (14), “El amor a la madre” (14) “Tener un hijo / ponerle nombre / mostrarlo / decir a todo el mundo / que se lo ama” (14), “Una puteada / entre autos / en hora pico” (16), “Decir que no hay peronismo / es peronista” (17), “Todo lo que sobrevivió al menemismo” (19), “La justicia” (21), “Faltar a un parcial / en invierno / por coger” (21), “El concepto / de familia” (26), “Todos / los partidos políticos” (28), “Mandar escabeche / en encomienda / a un hijo que está lejos” (29), “Los bailes” (32), “Los cementerios / municipales” (32), “Imaginarse / desnuda / a la gente en misa” ( 105), “Rezar / pidiendo / novia” (111), “El deseo / sexual / entre primos” (116), “Ir al súper en familia” (118), “Sacar fiado” (119), “hacer goles con la mano” (119), “Improvisar / un mate / en una taza / de café” (121), “Las tetas / grandes / y caídas” (123), “Dejarse la barba / para hacerse el escritor” (124), “Usar jogging / de pijama / es peronista” (126).

Cuando Martín Kohan analiza el poema, lo plantea de este modo: “La pregunta que, elidida, parece en cierto modo presidirla, no es: ¿qué es el peronismo? Sino más bien: ¿qué es lo peronista? O en todo caso ¿qué es peronista? Haciendo así del asunto una materia de constatación empírico cultural antes que una cuestión metafísica (la pregunta por el ser) o ideológica (el detalle de un pensamiento político)” (Kohan, 2013: 87). “La Escolástica peronista ilustrada de Carlos Godoy coloca al peronismo en un lugar difícil de contradecir, al establecer en su propio desarrollo una verdad suficientemente protectora: que la misma contradicción es, de por sí, peronista”, explica Kohan (2013: 90). “Y esto no solo por sus notorios vaivenes respecto del menemismo, sino por cierto mecanismo retórico que le permite hacer que el peronismo se nutra y se ratifique con aquello que podría negarlo, contrariarlo, extinguirlo; convirtiendo a la paradoja, o mejor: a la conciliación de los opuestos, en su mejor razón de ser. De hecho, el libro empieza diciendo así: “El único / peronismo / es / el de su extinción” (11). Su pacto de eternidad parece residir en eso, en que sabe deshacerse. Más adelante dice Godoy: “los radicales / también / son peronistas” (13)”.

Marcelo Padilla (2015: 54) responde, por su parte, más que a la identidad de lo peronista, a la identidad de los peronistas: “Hay peronistas de la primera hora / de la segunda la tercera / y de la última hora / peronistas de ayer de mañana / y de pasado mañana / peronistas somos todos / (…) / los peronistas somos así / muchos / de todos los tiempos / de los buenos y de los malos / gordos corruptos / flacos muertos de hambre / putos bisexuales transexuales / lesbianos / en el peronismo no hay heterosexuales / (…) villeros pequebús y aristócratas / cultivadores de soja y de marihuana”.

Julián Axat, en Rimbaud en la CGT (2015: 68), afirma: “El peronismo es el hecho maldito de un país burgués / los poetas son burgueses malditos / El hecho maldito es el peronismo de un país burgués / los burgueses son poetas peronistas / El país burgués es el hecho maldito del peronismo / los peronistas son malditos poetas / El país burgués es el peronismo del hecho maldito / los malditos poetas son peronistas / El hecho maldito es el país burgués del peronismo / los poetas son peronistas malditos / El peronismo es el país burgués del hecho maldito”. Y en “Encuentro entre Lautremont y John William Cooke” vuelve sobre la identidad: “El peronismo / debe ser hecho / por todos” (Axat, 2015: 29). Este gesto de Axat resulta interesante porque pone –mete– a la poesía dentro de lo peronista. Rimbaud en la CGT está plagado de esos guiños: “Las patas en la fuente / Las patas en la alfombra / (…) / Las patas en los choris / (…) / Las patas en la urna (…) / Las patas en la poesía” (31). O su interesante “Ars poética pos 2001”: “la Poesía / habla / todo el tiempo / del Estado” (17). Como le dijo a Augusto Munaro (2017) en una entrevista: “No sé si es una reescritura del Peronismo, pero el mito y la poesía peronista, los poetas depuestos, me interesan. (…) El peronismo fue tangencial en mi familia. John William Cooke era sobrino de mi abuelo paterno, Carlos Axat (primo hermano de Cooke padre). Mi padre, Rodolfo Axat, recogió aquella línea familiar y fue montonero; desapareció proletarizándose en el frigorífico Swift de Berisso en abril de 1977. Tengo un carnet de mi padre, como delegado del Sindicato de la Carne. Su trayectoria es la de la ruptura con una familia pequeñoburguesa, donde la universidad, el rugby era el eje de sus vidas. Rimbaud en la CGT juega entonces con esos linajes y rupturas, pero también con la poesía social como espacio y textura de la resistencia anómala. La reescritura de frases o slogans peronistas son parte de los versos con los que experimento o juego, pero no al estilo de Escolástica peronista, libro muy interesante de Carlos Godoy, sino desde otro lugar, buscando lo que queda de los restos de un mito que, si se reactualiza, cuesta que tenga el aura que tenía. La pregunta por los poetas peronistas no es la de si hay poetas que escriben una Oda a Milagro Sala, a Cristina o a Moyano; es si existen realmente en la mirada subyacente, o son parodia o se actualizan en payadores urbanos, hip hoperos, malandras de las palabras, barderos, etcétera. Rimbaud en la CGT habla de los legados de un mito descascarado, pero cuya potencia plebeya sigue intacta como lenguaje del pasado-presente”.

Dice Leandro Llull (2020): “El peronismo, en tanto espacio de movilización popular, y gracias a las desmesuras y desarreglos que ello implica, se presenta como una fuente creativa para quienes escriben y, a su vez, constituye un recordatorio constante de que, como decía Lezama Lima, toda tristeza debe ser compartida y la alegría, participada. Por su lado, la poesía le permite al peronismo conocer, a través de las pequeñas voces, el sentir subjetivo a partir del cual se puede meditar una respuesta colectiva al desafío que representa la búsqueda de equilibrios y equidades sociales. Y al mismo tiempo, el poema le abre a la política un modo de diálogo en el que en la palabra resuena el resplandor de lo no enunciado pero dicho en su sonoridad: ‘No fue magia’, por ejemplo”.

“Es la coincidencia entre dos fervores, la militancia y la poesía”, explica la poeta Julia Magistratti (2020). “Podría decirse también una coincidencia de voluntades, entre personas diversas, con un vínculo común: el peronismo como bandera para la acción y la poesía como herramienta comunicativa, y en esa síntesis, quizá nació sin saber, como todo lo que recién nace, un colectivo generacional. Pero esto es sólo una dimensión del asunto. La otra dimensión es que toda poesía es política, desde las voces más autorreferenciales hasta las más expansivas, llevan el rasgo de su época, sus cosmovisiones y discusiones, sus certezas, sus luchas, sus resistencias. En la frase ‘la patria es el Otro’ está implícita una poética y una ética. Para muchos escritores supuso una identidad donde referenciarnos y en la cual confluir con nuestras particularidades, diversidades y orientaciones. En otras épocas también el peronismo fue ese catalizador, pero, a diferencia de la historia y de muchas biografías, donde muchos poetas fueron denostados justamente por esa identificación, la nuestra fue y sigue siendo una identidad orgullosa que vence a los odios, a toda negación, a todo, en definitiva, egoísmo”.

Para el escritor Juan Diego Incardona (2020): “El peronismo siempre está como tema en la literatura argentina. El peronismo es, entre otras cosas, una tradición literaria. Además, resulta muy plástico, muy versátil y puede ingresar en cualquier género: en el fantástico, en el terror, en literaturas autobiográficas… Y es un gran combustible para la literatura y para la poesía, un gran generador de mitos, rituales, símbolos que son tierra fértil para la poesía. Para mí, la poesía es mezcla y el peronismo trae mezclas extraordinarias: el humo de las velas y de las parrillas en el velorio de Néstor”.

 

2015-2016: la cuestión nombrada

Con el gobierno de Mauricio Macri las políticas que accionaban directamente sobre el quehacer de la poética nacional y sus principales actores fueron desmanteladas con rapidez. La Red Federal de Poesía dejó de existir. Por su parte, el mercado editorial, en general, sufrió los embates económicos, el alza del precio del papel, la baja en el consumo y la quiebra de imprentas (Friera, 2019). Hacia 2019 se suceden los titulares: “El dolarazo macrista está devastando a la industria editorial” (Friera, 2019); “La industria editorial, de mal en peor” (Friera, 2019); “Un año crítico para la industria editorial, arrastrada por la crisis económica” (Télam, 2019). “La cantidad de ejemplares disminuyó drásticamente, pasando de 128 millones en 2014 a 43 millones en 2018, es decir, una caída de alrededor del 70 por ciento. En el primer semestre de 2019 se registraron 18,6 millones de ejemplares impresos, menos de la mitad que en 2015, un 55 por ciento menos. Cuatro años consecutivos de crisis se traducen en una situación de características inéditas: caída de ventas, pérdida de rentabilidad, derrumbe de la producción, pérdida de puestos de trabajo, aumento de las importaciones, cierre de editoriales, librerías e imprentas” (Friera, 2019).

Pero no es sobre el propio declive del mercado editorial de lo que nos habla la poesía peronista de esos años. Con los primeros despidos masivos, hacia principios de 2016, las acciones del colectivo Poetas Peronistas, por ejemplo, se vuelcan hacia el acompañamiento y la denuncia. Así, por ejemplo, participan de actos por los despedidos de los ministerios de Educación y de Cultura, en la carpa de la Tupac por la libertad de Milagro Sala y editan Poemas de la resistencia (2016), que surge de una convocatoria federal. Algunos de los y las poetas que participan –y que lo seguirán haciendo, más allá del silencioso y abrupto final del colectivo– son Pablo Campos, Rodolfo Edwards, Sol Giles, Juan Diego Incardona, Paula Jiménez España, Leandro Llull, María Julia Magistratti, Claudia Masin y Gito Minore.

“Encuentro algo en común en otros colectivos de poetas que se fueron armando en los últimos años: nos une la confianza en la palabra, en el sonido y en el sentido, en la existencia de la verdad y de algo genuino entre tanta maldad e hipocresía que pudren nuestra sociedad. Ese ‘decir popular’ también lo veo en las bandas del free style y en el trap, cuyos cultores se han convertido en los payadores del siglo XXI, con sus rimas veloces y alucinadas” (Edwards, 2020).

Si unos años antes Carlos Godoy define la identidad de lo peronista, ahora las y los poetas realizan una operación distinta: se apropian de las palabras con las que el otro, el Otro, nomina lo peronista. Así, los términos que se dispersan en charlas callejeras y a través de los medios de comunicación, como “choriplanero”, “corrupto”, “morochos”, “grasa”, pueblan estos poemas: “Nos decían campaña de miedo / nos decían choriplaneros / corruptos / ladrones” (Campos, 2016: 12); “morochos / sujetos de tez oscura / van por el choripán y el tetra / son unos ignorantes / negros cabeza” (Molina, 2016: 48); “Somos la grasa chorreante / protuberante / grasa que se la cree / grasa que se organiza / grasa empoderada / grasa con olor a grasa / grasa que grita sin descanso / los dolores de un pueblo despierto. / Somos la grasa peronista” (Schlosser, 2016: 52); “el hecho / maldito / del país burgués / es la delectación del parquet bajo el asado / miles y miles de cabezas / coreando, pisando los jardines / ordenados por la mano / que acapara el pan, / la noción de alpargata / arrebatada al diccionario” (Llull, 2016: 38).

Sol Giles (2020), consultada al respecto, afirma: “La poesía peronista emerge desde las tripas, como un aluvión de palabras, en el momento justo en el que se necesita unir, organizar y acompañar los procesos populares. Y luego se funde en el movimiento y parece que siempre ha estado allí. La poesía peronista es una forma de denunciar injusticias y de abrazar las necesidades del pueblo también desde la esperanza y el consuelo de las palabras. Por eso se escribe en plural, porque el peronismo se desvela para construir refugios allí donde haya pueblo; en el arte, en los clubes, en las escuelitas de los barrios, en el feminismo popular. No hay forma de sentirte solo siendo peronista. El antónimo del peronismo es el individualismo. Y lo logra su poesía”.

Algunos poemas también retoman el tinte setentista de la “resistencia” que, por ejemplo, es central desde el título de la antología de Poetas Peronistas: “Crece en las plazas la resistencia / organizada / desinfla globos, despierta voces” (Coria, 2016: 18); también se evocan escenas de saqueos de anteriores diciembres: “nunca se fueron / a pesar de los muertos / ese diciembre” (Cuello, 2016: 19); “la calle muerta está llena de turcos quemados como San Emilio; / los que se ahogaban en el río empujados por gendarmes / tarareando aires que los perros del campito todavía tragan / de esa carne hinchada se levantaron con el calor / vaciaron las villas / llenaron camiones los punteros / para saquear supermercados en diciembre” (Incardona, 2016: 31).

En esta época, además, se dan nombres propios en clave de homenaje y agradecimiento. Si en 2005 había sido el propio Néstor Kirchner que leyó un poema de Joaquín Arrieta, detenido-desaparecido en la última dictadura cívico militar, ahora son Néstor, Cristina, Perón y Evita quienes aparecen mencionados en los poemas. Washington Cucurto, por ejemplo, en Soy un hombre de Cristina (2015), retoma una visión profundamente machista de la figura de la entonces presidenta –la llama “mi caderona nacional”–: “Me he reducido a ser un hombre de Cristina / En esta época, en estos días, en estos quilombos matutinos / me dejo llevar por la fantasía / que sale de la boca de una mujer. / No participo, estoy viejo, // mis hijos me dejaron mis nietos / para que los cuide. / No participo: cuido críos”. En Los caniches de Perón, de Axat (2015: 19): “Ladran mi General / es señal / que nos reproducimos”. En Néstor, Julia Magistratti (2016: 39): “Todo estaba lleno de nosotros / y nosotros / éramos una cáscara / un oscuro carozo sobreviviente. // Íbamos a nacer”. Pero también hay nombres en clave de denuncia: el primer gabinete de Mauricio Macri aparece íntegro mencionado en un poema (Codagnone, 2019: 32).

La detención de Milagro Sala, por su parte, en enero de 2016, es uno de los primeros hechos que disparan escrituras urgentes, sobre todo por parte de poetas mujeres peronistas. “En los pueblos anestesiados, adormecidos por un sol violento, cada vez / que llueve se levanta de las calles de tierra una nube de vapor, un humo viejo / que trae el olor picante de la pólvora vencida, disparada hace décadas / sobre cuerpos desarmados” (Masin, 2016: 41); “Veo las lanzas del dolor / a punto de volar / ya detenidas. La infinita paciencia / que al grito de ¡Jalalla! / le da vida otra vez al gran Tupac, víbora brava / que inocula justicia entre los dedos / de un Supay congelado en el invierno / que en el alba soy yo” (Jiménez España, 2016: 34); “Una mujer de la tierra; mujer-ave mujer-yaguar / Una mano blanca ciñe el grillete en sus carnes / ¡Tuntún, tuntún! ¿Quién es?” (Colombo, 2017), “Abro los ojos, pienso / Milagro Sala sigue / encarcelada. / La imagino una mañana libre bajo un sol sin barrotes, / esa canción que es de todos” (Giles, 2016, inédito).

 

2016-2019: la cuestión disidente y erótica

Si en 2016 la detención de Milagro Sala empieza a generar múltiples hechos de poesía urgente, sobre todo por parte de mujeres poetas peronistas, con los sucesos en torno a la desaparición de Santiago Maldonado, el 1 de agosto de 2017, ya no escriben sólo los y las peronistas. Empieza a no importar tanto la filiación partidaria como el fin común. En Hay palabras alrededor de este cuerpo (2017) se ve con claridad esta operación: “¿Y Santiago? ¿Dónde está Santiago? ¿Dónde su cuerpo, su corazón sus pulgares?” (Pinasco, 2017: 15); “El poder esconde / en su pavor perverso / los rastros solemnes / su insólita mirada” (Torres, 2017: 20); “Si yo llegara a desaparecer, si alguien llegara a desaparecerme, te pido que me busques” (Aronson, 2017: 26); “santiago / (libertad) / milagro / (libertad) / libertad / (libertad)” (Echagüe, 2017: 28); “con el pecho hendido en brujas / con ganas de descargar granel de furias / sobre la tierra arrasada” (Echagüe, 2017, 38); “dicen cuerpo / río / esquel / en placas rojas / dicen cuerpo / gendarmería / bullrich viaja a la zona / en letras mayúsculas” (López, 2017, 41); “¿Qué palabras le arrancas al cadáver? / ¿Hay noticias? Sin duda un enemigo / se acerca. Alrededor de informes / negociados, jerarcas / la inmunda sinfonía de los vivos” (González Hasaynes, 2017: 68); “mientras mis hijos duermen / en medio de la noche / me despierto y / te llamo y te nombro / Martina Santiago / Fran Santiago / Martín Santiago / mi desazón de madre / en medio de la noche” (Mena, 2017: 78).

Será materia de otros textos intentar dilucidar por qué nos poetizan algunas tragedias y no otras. ¿Por qué se le escribió a Santiago Maldonado y no a Facundo Astudillo Castro? (Codagnone, 2020) Pero lo cierto es que con la desaparición de Maldonado empieza una tendencia que parece profundizarse hacia 2018, al calor de las luchas feministas, sobre todo con la lucha por el aborto libre, gratuito y seguro. Allí donde antes había grupos, poetas y colectivos peronistas, ahora hay colectivos de escritoras y diversidades –Somos Centellantes, Poetas por el derecho al aborto legal, No tan distintas, por nombrar sólo algunos– en los que coexisten distintas líneas políticas y partidarias.

Dice Gabriela Borrelli (2020): “El peronismo es un movimiento absolutamente poético, porque basa parte de sus preceptos políticos en la lengua en que se inscribe, y esa lengua es poética. La del movimiento feminista también lo es. En Argentina las luchas políticas están inscriptas en una lengua que no es sino peronista”. “Coincido con esta hipótesis”, afirma Juan Diego Incardona (2020): “durante el kirchnerismo, sobre todo antes de la muerte de Néstor, había un relato más bien setentista que dominaba la coyuntura. Ahora, sin embargo, lo que domina el espíritu de época y los imaginarios es el feminismo. Es magnético, masivo y nos interpela a todos. No es que el peronismo no esté, pero es como si no pudieran coincidir peronismo y feminismo. Siempre hay una fuerza dominante”.

La producción poética-política a partir de 2018 parece estar circunscripta a la cuestión femenina y al movimiento de mujeres y diversidades: “Qué cosa las mujeres / con nuestras vidas intensas, luminosas, difíciles. / vamos por la vida / abrazadas a otras / (…) Abortamos las mujeres. / Nos desnudamos. / Tenemos hijos y desafiamos el desconcierto. / Hacemos de nuestros cuerpos el territorio de todas las batallas” (Romero, 2018: 76); “mujeres poetas / revolucionarias / ponemos el cuerpo / que nos pertenece / y el verso de escudo” (Rodríguez Cantero, 2018: 73); “hay políticas de estado que nos dejan morir” (Janza, 2018: 46); “Hay un cuerpo / flotando en el Riachuelo / ¿era travesti / puta / o lesbiana?” (Diez, 2019: 24); “En mi epitafio debería leerse: / Aquí yace carne de arrabal que fue pudriéndose en vida / todo su cuerpo estaba lleno / de pequeñas, pero insoslayables cicatrices, / su pelo era oscuro y estaba un poco seco / vivió como una dragqueen las veinticuatro horas del día / fue travesti hasta la muerte” (Sosa Villada, 2019: 45).

Hacia 2019 puede notarse otro movimiento interesante, que quizás recupere algo de la poética específicamente peronista. Hay un grupo de poetas mujeres y lesbianas que aún permanecen inéditas, como Cinthia Castoriano, Lía Ghara, Po-shitsa, que retoman la cuestión peronista desde la militancia feminista –muchas de ellas organizaron las jornadas de peronismo feminista de cara a la campaña de Jefe de Gobierno en la Ciudad de Buenos Aires en 2019 con el polisémico lema “Se acaba” – pero también desde su poética personal. Todas vuelven al peronismo desde el deseo, el erotismo y la sexualidad. Resuena algo de lo que planteaba Horacio González hacia fines de la década de los 80: “Muchos se preguntan por qué el peronismo no desaparece. He aquí una respuesta que no debe escandalizar a nadie. El peronismo no desaparece porque es erótico. (…) ¿Erótico el peronismo? (pregunta acompañada por un fruncir de cejas). ¿El peronismo, erótico? (pregunta acompañada por una sonrisita socarrona). Sí, no es fácil imaginarlo. Aun aceptando que a la política argentina no la explican necesariamente las estadísticas del Indec, la distribución de la renta nacional y el colapso de las obras sociales, de allí no tiene por qué desprenderse la persistencia del peronismo en su condición erótica. A fruncir las cejas, a lanzar risitas. Parecen merecidas esas sospechas frente a una improbable erótica de las veinte verdades, del Plan Quinquenal y de las 62 Organizaciones. Porque antes de ser erótico, el peronismo habla el lenguaje erótico del amor” (González, 1989: 44). Algo que retoma, en clave más sexual, Pedro Saborido (2018: 91) en su historia del peronismo: “El peronismo crea políticas, hace. No es un sexo autoerótico como otras corrientes políticas. Es un sexo que busca la satisfacción propia y la ajena en el mismo acto”.

Así, Lía Ghara (2019, inédito) habla de “infinitos orgasmos peronistas”. Po-shitsa (2019, inédito) trabaja en su serie de Poemas de amor para muchachas peronistas: “Yegua con montura / una cincha en su cadera, / músculo fuerza y tersura (…) / Cabalgarla a pelo / sin estribos / campo adentro de su cama”; “Sabiendo que / con vos cada día es peronista. / Este es un poema de amor / para Cristina / yegua irreverente / desmesurada / corazón de patria”; “En nuestro primer desayuno / cuando sólo sabía tu nombre / me dijiste que habías estado / en Comodoro Py / nos contamos / cada plaza a la que habíamos ido / nos regalamos / pines / remeras / imanes / y fotos / de Evita y Perón”.

 

Conclusiones

Es demasiado pronto para saber en qué derivará este gesto poético y qué consecuencias tendrá sobre lo que Jorge Panessi (2013: 2) llama, cuando habla de la poética de Néstor Perlongher, “agenciamiento político-poético”. Si traerá nuevas luces sobre la poética peronista contemporánea; si se ceñirá sólo a las escrituras lésbicas o generará ecos en las escrituras cis heterosexuales,[1] en las trans-escrituras y en escrituras de otras diversidades sexuales peronistas. Sin embargo, resulta propicio afirmar que la poesía peronista de la última década ha sido un actor muy activo en la esfera pública. Participó de actos y manifestaciones, dejó libros publicados, indagó y sigue indagando sobre la identidad peronista. Habrá que ver cuáles son sus principales desafíos de cara al futuro y desde la poesía peronista preguntarnos: ¿qué lugar ocupa –y queremos que ocupe– la poesía en la cultura argentina?

 

Referencias

Axat J (2015): Rimbaud en la CGT. City Bell, Libros de la talita dorada.

Borrelli G (2020): comunicación personal, 3 de diciembre.

Codagnone F (2019): Diario poético en tiempos macristas. Buenos Aires, Lamás Médula.

Codagnone F (2020): “Hijes de la época”. En El País Digital, 26 de agosto de 2020, www.elpaisdigital.com.ar/contenido/hijes-de-la-poca/28068.

Codagnone F (2020): “(treinta y ocho)”. Las citas, documento inédito.

Cultura Nación (2015): “Parodi y Sileoni lanzaron la Red Federal de Poesía”. www.cultura.gob.ar/noticias/parodi-y-sileoni-lanzaron-la-red-federal-de-poesia.

Edwards R (2020): comunicación personal, 4 de diciembre.

Edwards R (2015): “Prosa Plebeya”. Anfibia, en http://revistaanfibia.com/ensayo/la-prosa-antiplebeya.

Friera S (2019): “El dolarazo macrista está devastando la industria editorial”. Página 12, 14-8-2019.

Friera S (2019): “La industria editorial de mal en peor”. Página 12, 24-10-2019.

Kohan M (2013): “Fenomenología de lo peronista”. Filología, 45. http://revistascientificas.filo.uba.ar/index.php/filologia/article/view/1123.

Giles S (2020): comunicación personal, 4 de diciembre.

Giles S (2017): “Poema”, documento inédito.

Ghara L (2019): “Poema”, documento inédito.

Godoy C (2013): Escolástica Peronista Ilustrada. Buenos Aires, Interzona.

González H (1989): “Por ese gran erotismo”. El porteño, 88.

Incardona JD (2020): comunicación personal, 2 de diciembre.

Llull L (2020): comunicación personal, 3 de diciembre de 2020.

Magistratti J, comunicación personal, 2 de diciembre de 2020.

Melon Pirro J y D Pulfer (2020): “A 50 años de la muerte de Leopoldo Marechal: Poesía, prensa y política en la primera resistencia peronista”. Movimiento, 23.

Micheletto K (2015): “El país necesita ingenieros, pero también necesita poetas”. Página 12, 27-3-2015.

Munaro A (2017): “Rimbaud en la CGT: de Julián Axat”. IndieHoy, https://indiehoy.com/libros/rimbaud-la-cgt-julian-axat.

Padilla (2015): Poemas Peronistas. http://la5tapata.net.

Panessi J (2013): “Cosa de locas: las lenguas de Néstor Perlongher”. Cuadernos LIRICO, 9. http://journals.openedition.org/lirico/1139.

Poetas Peronistas (2016): Poemas de la resistencia. Buenos Aires, Clara Better.

Poetas por el derecho al aborto legal (2018): Martes Verde. Buenos Aires, varias editoriales.

Po-shitsa (2019): Poemas de amor para muchachas peronistas, documento inédito.

Prieto M (2010): Poesía y Peronismo: un episodio de la literatura argentina. Buenos Aires, Biblioteca Nacional.

Saborido P (2018): Una historia del peronismo. Buenos Aires, Planeta.

Somos centellantes (2019): La rebelión de las lombrices. Buenos Aires, Somos centellantes.

[1] Julián Axat (2015: 36) tiene unos versos que quizás vayan en este sentido: “mi rancho tu beso la dicha / el que descamisa el mañana”. Yo misma vengo trabajando en una serie de poemas que recuperan la erótica heterosexual del peronismo y de los cuerpos peronistas: “Que el deseo sea siempre / doctrina / de justicia social” (Codagnone, 2019, inédito).

La revista Movimiento se edita en números sucesivos en pdf que se envían gratis por email una vez por mes. Si querés que te agreguemos a la lista de distribución, por favor escribinos por email a marianofontela@revistamovimiento.com y en asunto solamente poné “agregar”.

Share this content:

Deja una respuesta