El ángel de los curdelas

En el año 1994 se había muerto Roberto Goyeneche. Pero el polaco seguía viviendo, no físicamente sino espiritualmente. Su espíritu, según sabemos, estaba en el Purgatorio (a pesar de que la Iglesia dijo recientemente que no existía). ¿Y por qué en el Purgatorio? Básicamente, porque el polaco era un noctámbulo al que, como dice el tango, le gustaba “la farra, el café, la muchachada, y donde había una milonga no podía estar sin ir”. Pero al mismo tiempo era un corazón grande, incapaz de hacer mal a nadie y, al contrario, capaz de sacarse la musculosa para regalársela al croto de la esquina.

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