Padre Carlos Mugica: un hombre de ideas que actuaba

Profesor de Historia (UBA), ejerce la docencia secundaria, terciaria y universitaria en distintos establecimientos públicos y privados. Miembro del Centro Cultural Francisco “Paco” Urondo de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA. Publicó, entre otros libros, Nacionalistas (Cántaro), Rucci (Vergara), Grandes conspiraciones de la historia argentina (Vergara), Antiperonistas (Vergara) y El pensamiento de Ezequiel Martínez Estrada (EUDEBA).

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El fueye de Pichuco

Jacinto Chiclana era un guapo jubilado. Toda su vida la había pasado en Balvanera siendo culata de políticos famosos. En ese laburo había conseguido fama y dinero. Como todo guapo, era prepotente y soberbio. Contaba historias de sus patrones como si fueran ciertas. Por ejemplo, afirmaba sin ponerse colorado que había sido guardaespaldas de Hipólito…

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Cóndores en Malvinas: los muchachos peronistas y la soberanía nacional (28-9-1966)

Para entender el operativo Cóndor es menester ante todo conocer el problema Malvinas, y la situación en que este tema se encontraba en dichos años. En principio digamos que los años sesenta fueron “la década de la descolonización”. Basta ver textos de esos días para observar la velocidad con que países asiáticos y africanos lograban su independencia y autodeterminación. En algunas oportunidades en forma pacífica y en otras violenta. Para citar sólo un caso de los últimos, conmocionaron al mundo los sucesos del Congo y el asesinato de Patrice Lumumba en 1961. Fue en tal sentido impresionante el discurso que hizo el Che Guevara en la Plaza de la Revolución de La Habana en homenaje a su figura y su lucha, o las actividades guerrilleras del ejército de liberación de Argelia contra Francia, o del Vietcong en Vietnam del Sur contra los Estados Unidos.

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El ángel de los curdelas

En el año 1994 se había muerto Roberto Goyeneche. Pero el polaco seguía viviendo, no físicamente sino espiritualmente. Su espíritu, según sabemos, estaba en el Purgatorio (a pesar de que la Iglesia dijo recientemente que no existía). ¿Y por qué en el Purgatorio? Básicamente, porque el polaco era un noctámbulo al que, como dice el tango, le gustaba “la farra, el café, la muchachada, y donde había una milonga no podía estar sin ir”. Pero al mismo tiempo era un corazón grande, incapaz de hacer mal a nadie y, al contrario, capaz de sacarse la musculosa para regalársela al croto de la esquina.

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