Methol Ferré: el uruguayo que mejor entendió la importancia del peronismo para la unidad de América del Sur

Alberto Methol Ferré se formó en Uruguay en la tradición del Partido Blanco que viene del viejo federalismo rioplatense, esencialmente con el doctor Luis Alberto Herrera, que fue el único político uruguayo que apoyó el ascenso de Perón en 1945 y 1946 y del que tomó una de sus ideas centrales, que es la de los “Estados Continentales”. A los pocos días de ganar la elección de 1946, Perón le mandó una carta a Luis Alberto Herrera, diciéndole: “Ha llegado la hora de cumplir el sueño de Bolívar, debemos formar los Estados Unidos de América del Sur” (Perón, 1973: 8).

Señala Methol que antes de Perón la política latinoamericana era solamente teoría y deseo. Perón señaló cuál es el camino principal, y al elegirlo dijo cuáles son los secundarios y accesorios (Gullo, 2013: 19). Fue él quien primero planteó el único camino real y eficaz, al proponer la alianza argentino-brasileña como paradigma y base de la unidad del conjunto de América del Sur. Perón comenzó a plantear la importancia de pensar la industrialización en escala, sosteniendo que la política de sustitución de importaciones en pequeños países –como Argentina y Chile– estaría condenada a ser inviable. Solo podría ser factible si se generaba un gigantesco mercado de escala para que la industria adquiriera verdadera competitividad.

Methol sostiene que una Conferencia[1] dictada por Perón en el año 1953 representó el eje de la comprensión histórica que ha tenido a lo largo de toda su vida y que le permitió pensar el lugar de su propio país, Uruguay, y el de Argentina, Brasil, América del Sur y toda Latinoamérica. La formulación de Perón le permitió ubicar al Uruguay como enlace entre la Argentina y Brasil. De ahí el nombre de la revista Nexo que comienza a publicar Methol entre los años 1955 y 1958.[2] En esta conferencia de 1953 se pueden ver elementos luego presentes en toda la obra de Methol, y entender por qué fueron fundamentales para su comprensión histórica. Hay consideraciones sobre la importancia del carácter permanente y no circunstancial de lo que se quiera realizar en el orden internacional y sobre la inexistencia de planes de acción antes de 1946. “Vale decir que nosotros habíamos vivido, en política internacional, respondiendo a las medidas que tomaban los otros con referencia a nosotros, pero sin tener jamás una idea propia que nos pudiese conducir, por lo menos a lo largo de los tiempos, con una dirección uniforme y congruente. Nos dedicamos a tapar los agujeros que nos hacían las distintas medidas que tomasen los demás países. Nosotros no teníamos iniciativa. No es tan criticable el procedimiento, porque también suele ser una forma de proceder, quizá explicable, pues los pequeños países no pueden tener en el orden de la política internacional objetivos muy activos ni muy grandes; pero tienen que tener algún objetivo. Yo no digo que nos vamos a poner nosotros a establecer objetivos extracontinentales para imponer nuestra voluntad a los rusos, a los ingleses o a los norteamericanos. No, porque eso sería torpe. Vale decir que en esto, como se ha dicho y sostenido tantas veces, hay que tener la política de la fuerza que se posee o la fuerza que se necesite para sustentar una política” (Perón, 1973: 82).

Se puede ver en la obra de Methol una búsqueda de la genealogía de conceptos que ya están presentes en esa conferencia. En su libro Los Estados Continentales y el Mercosur rastrea el origen de estos planteos en los grandes pensadores de la geopolítica. En Hans Weigert[3] hará énfasis en los Estados Continentales como un más allá del Estado Nación clásico, y en Ratzel verá a los Estados Nación industriales en su crecimiento irreversible hacia nuevos Estados Continentales y cómo el espacio debe ser conocido, poblado y llenado políticamente antes de alcanzar a ser poder. Methol va analizando cómo quienes han pensado más el conjunto de la Tierra son las grandes potencias, y que la Geopolítica es propia de ellas, ya que está ligada a su proyección en la Tierra, pero no se reduce a ellas. Su preocupación es América del Sur y sus pensadores, entendiendo que toda política es geopolítica y que la historia no es tiempo, sino espacio-tiempo (Methol Ferré, 2011: 91). La reflexión de Perón sobre cuál política para qué fuerza, o qué fuerza para qué política, va a atravesar toda la reflexión de Methol. La unidad de los pueblos como fuente de la fuerza que pueda delinear las políticas para dar un lugar a América del Sur en la geopolítica mundial va a ser uno de los ejes constantes de su reflexión. “Las geopolíticas son de corto o largo alcance. Lo común es que Estados poco poderosos (es decir, que inciden poco en los otros) tengan geopolíticas de corto alcance. Viven el día a día, lo que es recibir más la política de otros, que hacerla. Pero en realidad solo hay política propia si logra una mirada de largo alcance” (Methol Ferré, 2011: 90).

Un tema que Methol comprendió del pensamiento de Perón es que éste prefería referirse a la unidad de América del Sur como cuestión previa a pensar la unidad de América Latina. También entendió que la condición sine qua non de la unidad de América del Sur era la unidad argentino-brasileña, y que sin la Argentina no habría integración, sino hegemonía brasileña. Entendió que en Perón había capacidades de articular intereses de la parte hispana de toda América del Sur que equivalían al tamaño de Brasil. Señala así que la alianza de Brasil con Argentina es una señal de buena fe hacia el resto de la América hispana del Sur, tal como la alianza franco-alemana es la alianza del corazón de Europa. La condición previa es la unidad argentino-brasileña porque es, desde el comienzo, la unidad de los dos rostros básicos: el castellano-mestizo y el luso-mestizo: un rostro hispanoamericano y otro brasileño. Estos dos rostros están unificados en la única alianza viable, porque Argentina y Brasil comparten la única frontera latinoamericana viviente, que es la Cuenca del Plata.

Methol publica en 1967 el libro Geopolítica de la Cuenca del Plata: el Uruguay como problema. En Ejército y Política escribe Jauretche: “En el exilio montevideano, habíamos proyectado, con el ensayista oriental Methol Ferré, un trabajo sobre geografía política mundial, desde el punto de vista del hemisferio sur, y particularmente del Río de la Plata. (…) La necesidad de un urgente debate sobre actuaciones de gobierno que pueden ser decisivas en lo que se refiere al tema “Política y Ejército” han obligado a apresurar un trabajo que de otra manera hubiera sido más extenso y detallado. Espero reanudar, con Methol Ferré, aquella labor” (Jauretche, 2010: 8). Reitera esta misma idea cuando escribe el prólogo de Geopolitica de Alberto Methol Ferré. Perón lee el libro y le envía una carta muy afectuosa a Methol.

En la conferencia de 1953 Perón da cuenta de la complejidad de intereses que hay al interior del Brasil. Se puede ver en Methol el trabajo por comprender las ideas que tiene Perón sobre el Brasil. Rastrea y encuentra la importancia que tiene el general Sarobe –que había sido agregado militar en Brasil en el gobierno de Justo y es el enlace con Getulio Vargas–[4] en estas ideas. En un escrito, Sarobe dice que la alianza argentino brasileña va a ser realizada por su discípulo predilecto, Perón.

El tema central de la conferencia de 1953 fue el relanzamiento del ABC,[5] que invoca la primera alianza que en el año 1910 intentaron el Barón de Rio Branco por Brasil y el presidente Roque Sáenz Peña, que incluía a Argentina, Brasil y Chile. “Ni Argentina, Brasil o Chile aisladas pueden soñar con la unidad económica indispensable para alcanzar un destino de grandeza. Unidos forman, sin embargo, la más formidable unidad a caballo de los dos océanos de la civilización moderna. (…) Desde esa base podría construirse hacia el norte la Confederación Sudamericana. (…) Unidos seremos inconquistables; separados, indefendibles”, decía Perón en 1951. La afinidad entre Perón y Vargas era un tema de preocupación para Estados Unidos, por temor a que llegaran a concertar un pacto de apoyo recíproco y formasen un eje político en el Cono Sur.[6] Esto fracasa porque se desarrolla una gigantesca campaña contra Getulio Vargas a inicios del 54 que va a culminar en el mismo año con su suicidio. Perón se va a quedar sin su principal aliado y va a fracasar su designio de superar los límites de una pequeña Argentina, ahora incapaz de hacer una verdadera industrialización a fondo. Esto generó después del 55 un relativo estancamiento en la Argentina.

Methol también aporta una lectura sobre la incomprensión de la Iglesia Católica acerca del peronismo. Fundamentalmente se la adjudica a Pio XII, a quien –según él– le trasmitieron que era el fascismo en América Latina: “estaba impulsando los partidos demócrata cristianos en el mundo y no se dio cuenta de que el Peronismo era el partido demócrata cristiano más grande del mundo” (Gullo, 2013: 64). No entendieron que “Perón siempre respetó el estado de derecho y la separación de poderes” (Gullo, 2013: 54).

En Methol hay un mensaje fuerte a los argentinos, en relación a valorar y profundizar más el pensamiento geopolítico de Perón: “Me parece que los peronistas no le han sacado el jugo a Perón, que los pensamientos centrales de Perón han sido muy poco desarrollados. A mí, al revés de mis compatriotas en el Uruguay, que pensaban siempre ‘qué lastima que Argentina, un país tan grande, tenía un conductor tan pequeño como Perón’ (esa era la opinión uruguaya), me asombraba que un país tan pequeño como Argentina tuviera un conductor tan grande” (Methol Ferré, 1989: 83).

Alberto Methol Ferré nos deja esta obstinación intelectual en seguir y profundizar el aporte de grandes pensadores que miraron el mundo desde América del Sur, con la convicción de que han sido olvidados o poco tenidos en cuenta y la certeza de que gran parte de los infortunios de nuestros pueblos reside en no poder valorar y tomarlos en cuenta seriamente.

 

Bibliografía

Gullo M (2013): Conversaciones con Alberto Mehol Ferré. Buenos Aires, Fabro.

Jauretche A (2010): Ejército y Política. Buenos Aires, Corregidor.

Methol Ferré A (1973): Geopolítica de la Cuenca del Plata: el Uruguay como problema. Buenos Aires, Peña Lillo.

Methol Ferré A (1989): Proyección de la Argentina en el mundo: integración y unidad nacional. drive.google.com/file/d/0B7JUbOaW6AryNlN5c25ydG1VQm8/view

Methol Ferré A (2009): Los Estados Continentales y el Mercosur. Buenos Aires, Instituto Superior Dr. Arturo Jauretche.

Moniz Bandeira LA (1992): “Argentina y Brasil: regímenes políticos y política exterior, 1930-1992”. Ciclos, 3.

Perón JD (1973): Latinoamérica: ahora o nunca. Buenos Aires, Síntesis.

Solveira de Baez BR (1992): “El ABC como entidad política: un intento de aproximación entre la Argentina, Brasil y Chile a principios de siglo”. Ciclos, 2.

Weigert H (1943): Geopolítica. Generales y geógrafos. México, FCE.

 

Mariano Barberena es Magister en Trabajo Social y docente en la Facultad de Trabajo Social de la Universidad Nacional de La Plata.

 

[1] Esta conferencia la dictó Perón en el año 1953 en la Escuela de Guerra, y es sobre el entendimiento con el presidente de Brasil, Getulio Vargas, y con el de Chile, Carlos Ibáñez, y donde explica las razones que lo llevaron a que intentara gestar un nuevo ABC.

[2] La revista Nexo tuvo una primera etapa entre los años 1955 y 1958, y luego se reeditó en los años 80. Se proponía crear vínculos entre naciones y estrechar lazos e historias entre pensadores de distintos países de Sudamérica, para luego abrazar al continente.

[3] Hans Weigert es un geopolítico de origen alemán, anti-nazi, que se exilió y se hizo ciudadano estadounidense. Su obra más conocida es Geopolítica. Generales y geógrafos (Weigert, 1943).

[4] Getulio Vargas (1882-1954) fue cuatro veces presidente de Brasil (1930-1934 en el Gobierno Provisorio; 1934-1937 en el gobierno constitucional; 1937-1945 en el Estado Novo; y 1951-1954, presidente electo por voto directo).

[5] Hay un muy interesante artículo, “El ABC como entidad política”, de Beatriz R. Solveira de Baez (1992).

[6] En Moniz Bandeira (1992) se hace referencia al telegrama secreto 2397 de Cabot, al secretario de Estado, del 2 de octubre de 1945.

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