Nuestro desafío

“Anhelo que por estos caminos se levante a la faz de la Tierra una nueva y gloriosa nación: la nuestra” (Néstor Carlos Kirchner, 25 de mayo de 2003).

 

Cuando Néstor pronunció aquel discurso, nadie imaginaba lo que iba a pasar: la historia de nuestro país, pero, principalmente, la historia personal de cada militante daría un vuelco tremendo. Él nos planteó el enorme desafío de llevar adelante su legado. Sus palabras marcan el horizonte hacia el que tenemos que apuntar: la concreción de una Nación gloriosa.
En pocos meses viviremos las elecciones legislativas que determinarán una direccionalidad en el Congreso y en las acciones gubernamentales de los próximos años de gestión. El peronismo necesita, para cumplirle a Néstor, a Eva y a Perón, obtener la mayor cantidad de legisladoras y legisladores con el compromiso y la voluntad política de aferrarse a este proyecto y defenderlo a lo largo y ancho del país. En este sentido, considero que nos encontramos ante un desafío que tiene varias aristas. Aquí analizaré tres que considero fundamentales:
La Unidad. Como el Flaco Gioja nos enseñó, no es uniformidad, pero tampoco es libre albedrío. Necesitamos que la unidad de concepción sobre el proyecto de país que tenemos, así como se hace evidente en cada una de las políticas implementadas, lo sea también en la voz y la conducta de cada una de las mujeres y los hombres que cumplen funciones en las estructuras del Estado Nacional. Entre nuestras filas no puede haber tibiezas. Las heterogeneidades propias de las subjetividades personales son válidas y necesarias, pero es imperativo que nos fortalezcamos como espacio político, y que sean siempre nuestras banderas de Justicia Social, Soberanía Política e Independencia Económica las que guíen nuestro accionar. A estas banderas debemos agregar la cuarta: la de la Unidad efectiva, que debe trascender de nuestro movimiento hacia todo el pueblo argentino, y así afianzar nuestras comunidades para poder sortear con éxito el flagelo que el COVID-19 ha traído al mundo.
Las candidatas y los candidatos. Las mujeres y los hombres que sean candidatas y candidatos en nuestras filas deben ser leales a Alberto y a Cristina, y ser su garantía para la aprobación y la generación de legislaciones claves al momento de garantizar la representatividad de nuestros pueblos y la gobernabilidad de nuestro espacio. En momentos complejos como los que atravesamos, es costumbre de las derechas sembrar en el imaginario colectivo desconfianza hacia la política y sus representantes. Estas acciones, encubiertas y en clara connivencia con otros actores políticos de la elite conservadora del país, buscan desestabilizar a partir del fomento de la confusión, la incertidumbre y el malestar social. Por eso la importancia de incrementar la cantidad de legisladoras y legisladores y avanzar en la cristalización de normas imprescindibles para los tiempos que corren, que la oposición no acompañó ni pretende acompañar.
El fortalecimiento de las políticas de comunicación y difusión. La falta de vigencia plena de la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual es un obstáculo que impide la verdadera democratización de la palabra. Si consideramos a la comunicación como un derecho inalienable de todas y todos nuestros ciudadanos, entonces debemos garantizar la accesibilidad de toda la población a una comunicación de calidad. Lamentablemente, no todas las voces se escuchan, y la hegemonía mediática construye una realidad pública y relevante en función de sus intereses, que además de económicos son políticos. El rol de los medios como actores políticos que disputan la construcción de sentido social es clave al momento de legitimar o no acciones, conductas y por supuesto políticas y programas que el gobierno pretende desarrollar. Es preciso avanzar en este sentido, en forma previa al proceso electoral, en el fortalecimiento de los canales de comunicación institucionales y la difusión de acciones del gobierno, de modo tal que lleguen efectivamente a la población. En adelante, es urgente desarrollar legislaciones y programas de políticas públicas que garanticen que estos derechos sean concretados.
Estamos ante la oportunidad histórica de avanzar, con hechos puntuales, hacia el cumplimiento efectivo de la felicidad del pueblo y la grandeza de la Nación. Tenemos lo que hace falta: las convicciones y el corazón puesto a disposición de cada argentina y cada argentino. Más importante aún: nos eligieron para hacerlo. Por lo tanto, hoy, “hacer peronismo explícito” o “nestorearla” –como escuché por allí– es nuestra obligación. ¡A no bajar los brazos, compañeras y compañeros!

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