Los equipos de la unidad

Más allá de las urgencias que pueda tener cada sector del peronismo, todos tienen un mismo desafío: la única manera de conducirlo será persuadiendo al conjunto. Y como no hay acuerdo suficiente sobre nuestro pasado reciente, la única manera de convencer será con nuevas ideas. Con los mismos ideales que nos dan identidad desde nuestro origen, pero renovando las ideas.

Lo que nos compromete entonces en este momento no es solamente unirnos para ganar, sino presentar un nuevo proyecto al pueblo argentino. Con memoria pero sin nostalgia. Nuestra propuesta tendrá que ser superadora de los frenéticos debates sobre nuestro pasado –cercano o lejano– porque debemos prepararnos para conducir a nuestro pueblo hacia un futuro mejor.

En este marco, cuando se formó la Comisión de Acción Política en el Partido Justicialista nacional para impulsar a la unidad a todos los sectores políticos y sindicales del peronismo, sugerí la creación de equipos técnicos que fueran perfilando las propuestas para un futuro gobierno. Así surgieron las primeras reuniones de los “equipos de la unidad”, creados para salir de la confrontación sobre el pasado y establecer propuestas, proyectos y esperanzas sobre el futuro, acordando –entre distintos cuadros provenientes de distintos sectores y ramas del movimiento, y de todas las regiones del país– una lista de “mínimos comunes” que favorezcan la unidad, articulando cuadros técnicos para que elaboren listados de propuestas que permitan retomar la iniciativa en la agenda pública y debatir con el gobierno no por lo que hace mal –por “la negativa”–, sino porque no hace lo que proponemos.

La participación en los equipos opera de dos formas: individual e institucional. Buscamos incluir así a varios grupos e instituciones de muy diversa naturaleza que ya vienen generando encuentros y produciendo contenidos, provenientes no sólo de distintos sectores internos del PJ, sino también de otras fuerzas políticas aliadas al movimiento peronista.

Se formaron hasta el momento 11 comisiones en las que ya participaron más de 500 especialistas, incluyendo ex ministros, viceministros o subsecretarios de gobiernos nacionales, funcionarios y ex funcionarios de provincias y municipios, diputados nacionales, representantes de sindicatos y movimientos sociales, trabajadores de la cultura, y rectores, decanos, profesores e investigadores reconocidos de 30 universidades, especialmente las que tienen un perfil específico en distintas áreas. Quienes no residen en Buenos Aires pueden participar a través de un programa de colaboración por Internet.

Cada comisión adoptó un método de elaboración de propuestas. En el trabajo en los equipos se distingue entre las propuestas para la campaña electoral y las que refieren a la gestión del futuro gobierno nacional. A la vez, estas últimas son diferenciadas según si son “medidas de emergencia” que debería tomar en los primeros meses el nuevo gobierno, o si son reformas estructurales que podrían ser asumidas durante los próximos cuatro años.

En todos los equipos se priorizan las propuestas que favorecen la unidad, en la convicción de que es más importante lo que los diferentes sectores del peronismo tienen en común que sus diferencias. Es algo que se puede confirmar en cada reunión: vengan del sector que vengan y cualquiera haya sido su trayectoria, quienes asisten a las reuniones expresan consensos fundamentales respecto a las políticas que deberá encarar el nuevo gobierno y muestran abiertamente su disposición a acordar posiciones. Lo primero lo sabíamos, lo segundo nos sorprende: incluso algunos representantes sectoriales que en un pasado no muy lejano mostraron posiciones irreconciliables, hoy se sientan a una misma mesa dispuestos a abrir el juego en la búsqueda de soluciones para nuestro pueblo. Por supuesto que también hay diferencias: sería poco entendible que no las hubiera. Pero la amplia mayoría de los participantes no viene a pedir, sino a proponer. No vienen a explicarnos por qué siempre tuvieron razón, sino a abrir el juego, aceptando revisar incluso las orientaciones que espolearon cuando les tocó asumir responsabilidades en la gestión.

Con estos acuerdos intentamos hacer aportes para refrescar la identidad del peronismo, para desanclarla del pasado y orientarla hacia el futuro. Revisar nuestro pasado es necesario, pero nuestro principal desafío está adelante y no atrás. Más allá de las aspiraciones personales de los candidatos, la unidad solamente se logrará con un proyecto que organice y encamine las diversas demandas del pueblo hacia un futuro mejor para todos. Para eso debemos lograr una unidad que no solamente inspire e incluya a quienes resulten vencedores de las primarias, sino también a otros sectores internos, buscando representar también a quienes hoy, aun votando a otros partidos, acuerdan con nuestros objetivos.

La unidad del peronismo es una forma de aportar a la unidad de toda la nación. Los desafíos que deberá asumir el futuro gobierno son tan inmensos que la unidad que necesitamos construir no puede ser la de un sector, mayoritario o no, sino la de todas las representaciones políticas y sociales que compartan el ideal de construir un país más justo, más libre y más soberano.

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