Bolivia, el triunfo de la Comunidad Organizada

Los bolivianos en un año se sacaron de encima a una dictadura. Después de resistir, el pueblo boliviano, firme como una roca, vuelve al poder al elegir con contundencia al candidato del MAS y descartar todo vestigio de neoliberalismo en las últimas elecciones del 18 de octubre.

¿Dónde radica esa contundencia, esa fuerza silenciosa que no se deja convencer por los cantos de sirena mediáticos? El pueblo boliviano es comunidad, Comunidad Organizada. La cultura y la identidad del pueblo boliviano son su esencia. No son una masa insectificada de intereses individuales en pugna, típica de las sociedades liberales; ni son una burocracia hueca con robots obedientes, lo que caracteriza a los aparatos burocráticos de Estado. Ni liberales, ni burócratas. Los bolivianos son Pueblo, porque son cultura, porque sus valores y principios espirituales están por encima de cualquier especulación material o económica.

Esa fuerza de valores comunitarios ancestrales es donde se apoya el triunfo electoral. En las elecciones bolivianas no estuvieron en juego los peores o mejores modales de quien administrará el Estado, sino su propio existir como cultura. Es el existir como pueblo lo que entra en juego en la dimensión político-electoral; es la expresión institucional del voto como herramienta para subsistir como cultura. El voto es instrumental, solo un medio. El fin es la Comunidad, la cultura, la identidad.

El riesgo de un triunfo electoral de la derecha boliviana radicaba en la permanencia del racismo y el etnocidio en Bolivia, con una argumentación democrática. Una victoria del neoliberalismo racista en Bolivia podría haber sido la justificación regional de un etnocidio. ¿Hubiésemos aceptado la desaparición de las etnicidades bolivianas con el pretexto técnico de la estadística electoral-democrática? Si el racismo gana las elecciones, ¿es democrático?

Como dijo claramente Luis Arce, electo presidente de Bolivia, “solo puede perder el MAS con fraude”, porque solo con un fraude podría justificare el suicidio cultural de un pueblo. Entonces, ¿puede la democracia moderna ir contra el mismo concepto de Pueblo? Si creemos que Pueblo es inseparable de identidad cultural, si entendemos al Pueblo como un sujeto colectivo consciente que forja su destino, la democracia será el trámite electoral para que ese Pueblo administre sus asuntos políticos. La democracia radica en la fortaleza del Pueblo en sus valores, no solamente en el acto electoral.

Será una definición muy distinta la que tendremos que hacer si observamos la idea de masa. Las masas son inconscientes: el aglomeramiento insoportable de millones de humanos vuelve a la vida un acto repetitivo y sugestionado, donde las decisiones humanas terminan siendo reflejos condicionados por el poder mediático. La masa es un conglomerado amorfo de individuos yuxtapuestos. Pueblo es consciencia de un destino común. Hay Pueblo si hay comunidad, solidaridad, identidad común, destino de un nosotros, proyecto colectivo, cultura y tradición. Hay Pueblo si hay conciencia. Las masas cosificadas del progreso decadente se han convertido en inmensas aglomeraciones humanas sin identidad, que copian toda moda de afuera, que repiten los slogans de las pantallas. Las masas son iguales en todo el mundo, se repiten, y representan esa cultura globalizada y moderna que diseña con un molde a todas las capitales. Son iguales las grandes marcas que inundan con sus carteles desde Madrid hasta Santiago, desde New York hasta Guayaquil. Pueblo es tradición, masa es modernidad. Pueblo es cultura, es espiritualidad como valor supremo. Masa es especulación económica y competencia. El materialismo, de derecha o de izquierda, jamás podrá producir un Pueblo, porque el Pueblo es tradición cultural.

En Argentina nuestra cultura se llama peronismo. El peronismo es el espíritu cultural que reúne más ampliamente todas las características de lo argentino. Todas, las buenas y las malas. Pero el peronismo también es una crítica a la modernidad y una defensa de la comunidad. El peronismo es –como en Bolivia el Ayllu– una Comunidad Organizada por principios y valores espirituales. Los valores de independencia, soberanía y justicia son de la dimensión de lo alto, lo espiritual. El Ayllu es a las culturas andinas lo que para nosotros es la idea de Comunidad Organizada. Para los argentinos, nuestra idea de comunidad es el peronismo, la práctica concreta de los valores solidarios en el marco de una Comunidad Organizada, de un destino común. Cuando la sociedad argentina se siente Pueblo, como sucede el 17 de octubre, cuando respiramos ese aroma popular, cuando sentimos ese amor por nuestra Patria, ahí nos convertimos en el Gran Ayllu Justicialista del Sur. En ese sentimiento de amor somos Pueblo, somos Comunidad Organizada. Como expresó Perón: “La edad del materialismo práctico ha correspondido con un gigantesco progreso económico. Una de sus características ha sido la de reducir las perspectivas íntimas del hombre. Éste no posee la misma medida de su personalidad a la sombra del olmo bucólico que junto al poderío estruendoso de la máquina. El gran menester del pensamiento filosófico puede consistir, por consiguiente, en desbrozar ese camino, en acompasar ante la expectación del hombre el progreso material con el espiritual. El progreso se acentúa en la técnica y en el movimiento social, pero no se puede decir que vigorice por sí solo parcelas íntimas antaño regadas por la intuición de las magnitudes cósmicas. La marcha fatigosa y rápida de la evolución social, como de la económica, han trastornado los habituales paisajes de la conciencia. El gran menester del pensamiento filosófico puede consistir, por consiguiente, en desbrozar ese camino, en acompasar ante la expectación del hombre el progreso material con el espiritual”.

Que la identidad y la lucha del pueblo boliviano nos den las magnitudes cósmicas a las que alude Perón. Debemos volver a la visión cósmica de la vida, según dijo el máximo líder del Justicialismo. Bolivia, corazón de Sudamérica, vuelve a alinearse con la espiritualidad sagrada de sus valores ancestrales. Que nos a guíe a todos su estrella.

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