Una femineidad tan singular

Nota sobre la película “La vida ante Sí”, Netflix, noviembre de 2020.

Lejos quedó la Italia de posguerra, que tuvo especialmente de protagonista a una actriz del talento de Sofia Loren entre directores como Fellini, De Sica, Scola y Giannini, entre otros. Sin embargo, a sus 86 años decidió volver al cine luego de más de diez años. Para cualquier estudioso o estudiosa del cine mundial, este precedente es un signo identitario del cine emergente y de las clases más castigadas en la posguerra italiana. Mucho se ha teorizado sobre este cine, uno de los más simples del mundo, y cuando digo simple, no le resto importancia, sino que me refiero a que se mantuvo alejado de la parafernalia hollywoodense.

Bajo la dirección de Edoardo Ponti, el propio hijo de Sofia Loren y Carlo Ponti (productor), Netflix presenta La vita davanti a sé, o “La vida por delante”.

Una historia sencilla. Trata de una mujer sobreviviente del Holocausto que accede a refugiar a Momo, un niño senegalés de la calle que la robó. Momo es un niño complicado, y al principio todo es difícil. Ponti se focalizó en la sensibilidad de Sofia y de Ibrahima. Él sostiene que los seres sensibles siempre logran conectar. Yo adhiero a ese pensamiento, casi diría que es uno de mis lemas. Y destaco, en un mundo tan roto, que es un hermoso regalo que el cine nos abra la puerta a esa sensibilidad que tanto nos cuesta. Ella encuentra su propio refugio, su propio escondite sagrado que va a defender hasta el final.

Esta película fue finalizada durante la pandemia de COVID-19.

Ponti cuenta, a propósito de este film, que se crio en un entorno cinéfilo, de lo fabuloso que eso fue en su crianza, y destaca que su familia siempre se ha mantenido lejos de la farándula, y por eso cree en el cine como algo artesano, como “estar al servicio de una obra y no del ego o la superficialidad”, valores que trata de destacar en esta película de “inclusión y tolerancia”.

Esta historia ya fue llevada al cine. Su anterior versión fue Madame Rosa (1977) y fue protagonizada por Simone Signoret y dirigida por el israelí Moshe Mizrahi. Esa versión ya fue premiada con un Oscar a mejor película extranjera.

Esta otra versión también es candidata a los premios Oscar, porque a Hollywood siempre le gustó “romantizar la pobreza”, en esa lógica de cambio de sentido que la mayoría de las veces no es lo que busca un director. Si eso fuera cierto, nos estaríamos atreviendo a juzgar el “neorrealismo italiano” que fue un grito del cine de la pobreza y de los actores callejeros que no venían del conservatorio.

Habría mucho para discutir sobre los cambios de sentido que se ejercen sobre la intencionalidad verdadera de un film. Podemos discutir si la pobreza es romántica o no. Son discusiones que valen la pena, y que muchas veces me tienen de protagonista, pero sin una postura tomada en una ambivalencia sanamente necesaria. Las personas que respetamos el cine estamos muy enojadas con la idea de su utilización para fines ajenos a los que busca un director o una directora: ellos gritan sobre un tema, y ese grito llega o no llega. Luego, la tergiversación de esa intencionalidad y la utilización de ese material audiovisual para otros fines es un tema que va por otro lado. No digo que esté mal, digo que debe estar preferentemente diferenciado: el trabajo artístico y la utilización de otro tipo.

Un artista siempre va a reivindicar su obra, ante todo. Una vez, hace muchos años, vi por primera vez de la mano de mi abuela Los Girasoles de Rusia con Loren y Mastroianni, de De Sica, escrita por Zavattini. Le agradecí muchísimo a mi abuela que me hubiera presentado ese film por primera vez. Allí empecé a saber quién era Loren y lo que significaba. Una película durísima. La vida misma, agrego yo.

Cuando vi a Loren en La vida por delante logré conectarme con su femineidad tan singular. Ella logra crear un clima en sus escenas. Dirigirla debe ser un deleite para cualquier director. Es verdad que existe mucha publicidad en torno a su figura, pero creo que ella es austera, justa, al parecer verdaderamente una gran mujer, e incansable. Nunca se rinde, según la definición de su propio hijo.

 

Carolina Camacho es realizadora audiovisual, guionista y docente.

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