Conmemorar la dulzura: décimo aniversario de la partida de María Elena Walsh

El 10 de enero se conmemoró el décimo aniversario de la partida de la cantautora y guionista María Elena Walsh. Para recordarla, elegí la canción de su autoría llamada Canción para Bañar la Luna de 1963, incluida en el disco que lleva ese mismo nombre y que recordamos varias generaciones de niñas, niñes y niños argentinos: crecimos con esas canciones proporcionándonos valores pedagógicos muy importantes para nuestro crecimiento y para el desarrollo de una vida plena en sociedad, además de su valor cultural. Destacamos además un valor muy importante, siempre presente en todas sus canciones: el amor a la naturaleza y al medio ambiente que transmiten, además de la dulzura que caracterizaba a esta gran poeta, escritora y compositora argentina, ícono de la música infantil y el folclore. Entendemos a “la dulzura” como un componente sobrevalorado en estos días y como puente importantísimo para llegar a comprender el territorio de la infancia como territorio sagrado que propicia la tierra fértil para la transformación sociocultural, algo que las buenas infancias deberían garantizar en cualquier sociedad que se precie de funcionar bien.

María Elena Walsh no solo fue una gran autora argentina, sino que además abrazó las causas de derechos humanos con el mismo amor con el que escribía canciones infantiles. En tiempos tan ásperos y difíciles, revalorizar la dulzura sería urgente, y ese es el propósito al difundir sus canciones, tan llenas de magia y belleza. Es importante rescatar estos valores al acercarse etapas de recuperación para el país, como una especie de pedagogía de la dulzura como un bien necesario y preciado para recuperarnos de tanto dolor.

 

Canción para Bañar la Luna

Ya la Luna baja en camisón
a bañarse en un charquito con jabón.
Ya la Luna baja en tobogán
revoleando su sombrilla de azafrán.

Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

Ya la Luna viene en palanquín,
a robar un crisantemo del jardín.
Ya la Luna viene por allí
su kimono dice “no no” y ella “sí”.

Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

Ya la Luna baja muy feliz,
a empolvarse con azúcar la nariz.
Ya la luna en puntas de pie,
en una tacita china toma té.

Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

Ya la Luna vino y le dio tos,
por comer con dos palitos el arroz.
Ya la Luna baja desde allá,
y por el charquito-quito nadará.

Quien la pesque con una cañita de bambú,
se la lleva a Siu Kiu.

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