A las 12:40

Las nubes confabuladas
sobre la plaza juegan
a oscurecer el cielo
para que los pájaros
distraídos pierdan su sendero.

A las 12:40
la primera bomba estalla
caliente atraviesa un mar de pan
una cumbre de notas musicales
un lago de sangre histórica
un puñado de palabras insensatas.

A las diez era la cita
aplazada por el destino absurdo
trolebuses autos camiones
volaron como cisnes
mostrando sus mecanismos
sus estructuras metálicas
panzas abiertas
frente a los transeúntes arrodillados.

Nadie nada nunca
fue capaz de imaginar
un odio tan infinito
acumulado en hangares galpones
miles de hectáreas
confesionarios
toneladas de cereales
y cabezas de ganado.

Se escuchan aullidos
de piernas mutiladas
que al cielo claman
inundadas de baldosas
ríos sobre las escalinatas
sombreros decapitados.

Todo cruje y duerme
en ese instante rojo y ceniza
el tiempo escapa
detenido sobre el asfalto
sobre una mancha entre piedras
bajo un manto carbonizado.

Aún duele
aún llora
aún  palpita
aún el humo penetra
nuestros pulmones descamisados.

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