El discurso capitalista y los dispositivos de producción de subjetividad

Preliminares de una realidad capitalista y marcas subjetivas desde el pensamiento de Jorge Alemán: sujeto y subjetividad

En el mapa actual de nuestra época asistimos a una creciente degradación de la cuestión social hacia formas precarizadas de disgregación de los lugares de reconocimiento del otro, así como de los lazos entre trabajadores asalariados y el Otro-de-lo-social, devenidos aquellos, en la mayoría de los casos, en verdaderos (a)salariados por su carencia. Escenario corriente de la vida cotidiana que configura un malestar psicosocial específico.

El pensamiento de Jorge Alemán (2014, 2016, 2019) se pronuncia en torno a estas problemáticas actuales, e invita a re-pensar los enlaces entre sujeto y política de un modo diferente a las elaboraciones posmarxistas: partiendo de la diferencia entre las categorías de sujeto provenientes del psicoanálisis freudolacaniano, y la subjetividad entendida a modo de una configuración sociohistórica epocal, como ejes directrices en sus reflexiones.

Los señalamientos en la dirección de producir una ruptura con las servidumbres del sujeto y el plus-de-goce en los objetos, a partir de su condición deseante, sexuada y mortal, su inherente división subjetiva inconsciente, se orientan en esta diferenciación crítica. Diferencia que no es meramente conceptual, sino que en la lógica de sus teorizaciones adquiere un profundo valor político emancipatorio que apunta a responder a la emergencia de una voluntad colectiva popular en espera de un momento igualitario.

Soportar la tensión de “la pieza que no encaja” es el modo semántico con el que nuestro autor enuncia la particular relación entre el psicoanálisis y la política. Articulación que permitirá entender ciertos fenómenos psicosociales actuales emergentes de los procesos subjetivos, sociales, políticos y económicos atravesados por el neoliberalismo que interpelan y atraviesan al sujeto, produciendo subjetividad. Ello a condición de sostener la respectiva diferenciación entre el sujeto en tanto radical singularidad y la subjetividad producida por los dispositivos de poder, como condición clave para nuestro horizonte de análisis.

 

Capitalismo y subjetividad. El sujeto como hecho político colectivo: los nombres de lo inapropiable

El eje trascendental de la propuesta de Alemán pasa por reconocer que el sujeto, en el origen, está necesariamente dividido o fracturado, difiriendo de sí mismo y de los otros. Limite ético y político frente a la fabricación de subjetividades que producen formas de servidumbre voluntaria como las del empresario de sí, el eterno deudor o formas de autoexplotación laboral. El sujeto escindido, dividido en su constitución deseante, será aquello a conservar para una posible transformación política por fuera de la lógica individualista desde la que opera el capitalismo dominante, dando sustento a un posicionamiento emancipatorio nodal: el sujeto como hecho político colectivo. Es decir, un sujeto que, en tanto hecho, habla. Un sujeto estructurado en el lenguaje.

Pero, ¿por qué una práctica transformadora que haga frente al capitalismo provendría del sujeto del inconsciente, en el sentido en que Jacques Lacan lo postuló? El sujeto en tanto hablante, sexuado y mortal porta lo inapropiable, aquello que, al decir de Alemán, es susceptible de sustraerse a la lógica de las mercancías del discurso capitalista financiero-mercantil. El sujeto del inconsciente –constituido y determinado por el lenguaje– no puede ser apropiado como mera mercancía. En tanto el inconsciente como sede psíquica –sin casa matriz– no es susceptible de circular como objeto intercambiable –mal que les pese a los del discurso de las neurociencias. Lo que este sujeto produzca, en tanto efectos de lenguaje, serán dirigidos a un Otro, pero no en tanto mercancías permutables, sino en tanto efectos de significación que interpelan lo social cotidiano.[1]

Entonces, en esta línea, ¿puede ser también lo nacional y popular uno de los nombres de lo inapropiable? Una respuesta aproximativa a este interrogante que insiste podemos encontrarla de la mano del autor. Solo desde la tensión estructurante y el desajuste permanente –entre individuo y sociedad– que impide borrar el vacío constitutivo del sujeto y los antagonismos sociales irreductibles, puede emerger alguna clase de hegemonía popular llamada el Pueblo, en su estatuto de sujeto colectivo y sus producciones significantes que se sustraigan a la lógica del mercado, en los lazos sociales e inclusivos de solidaridad, de sororidad, de amor, de amistad, de soberanía, de militancia política.

 

Sujeto y subjetividad en la perspectiva de los dispositivos neoliberales de producción biopolítica

El capitalismo como macro-sistema económico global regula las relaciones intersubjetivas y transubjetivas. Por lo tanto, no es solo un programa económico-financiero. Para lograr su reproducción ilimitada ha logrado intervenir, modular y producir una nueva forma de subjetividad neoliberal a-crítica, egoísta, consumista. La pregnancia de este tipo de discursos economicistas e individualizantes sobre la desigualdad social y su imposición constante por diversos medios no será sin efectos subjetivos, sin impacto sobre las prácticas y vivencias de las personas, que –de acuerdo a cierto posicionamiento ético e ideológico– estarán más orientadas hacia una lógica acrítica y reproductiva, o por el contrario, tenderán a producir efectos transformadores.

El sujeto como soporte material de los efectos de la estructura social capitalista actual (y de la ideología) supone, desde el pensamiento del autor, comenzar a entender que el primero no surge exclusivamente de las determinaciones sociales, ni de cómo están organizadas las relaciones sociales de producción, sino que existe otra infraestructura, que es la del lenguaje.

Una característica distintiva de la mayoría de estos dispositivos de poder destinados a capturar la subjetividad es que se soportan en o desde el lenguaje, a saber: medios masivos de comunicación, fake news,[2] publicidades, enunciados políticos, relatos, etcétera. Pero también existen y resisten aun en la vereda de enfrente múltiples dispositivos sociales de participación dentro de las instituciones políticas y públicas. Medios de comunicación soberanos, espacios pedagógicos de circulación del saber y co-construcción del conocimiento, espacios de palabra, diversas expresiones culturales y artísticas, son superficies de inscripción de un nuevo lazo social político-hegemónico en el que puede advenir un sujeto popular y soberano, interpelado por los legados simbólicos de justicia social que lo preceden y por las demandas de los sectores explotados por las oligarquías financieras. Raíz de la construcción de un proyecto hegemónico –no totalitario– vehiculizado por una voluntad colectiva.

 

Hacia la construcción de salidas emancipatorias al malestar actual en la cultura o… Exit, ¿por dónde es la salida?

Ante este panorama globalizado, ¿cuáles son las posibles alternativas al capitalismo en las que el psicoanálisis tiene algo para decir? En primer lugar, la lógica de Alemán nos da tres pistas al respecto: organizarse colectivamente sin sofocar la dimensión singular de la experiencia de cada quien; vehiculizar la experiencia de y en lo político hacia una transformación del sujeto en relación con lo real del sexo, la muerte y el lenguaje; y habitar nuevas experiencias populares de soberanía como espacios de resistencia sociocultural, en oposición a los poderes de las corporaciones neoliberales capitalistas (Alemán, 2016: 41).

En lo que respecta a nuestro quehacer como trabajadores de la salud mental orientados por el psicoanálisis, entendemos que existe una tradicional potencia subversiva en el discurso psicoanalítico que permite sostener aquellos semblantes que habilitan el lazo social con el otro. Estos campos de constitución estructurantes del sujeto[3] son aquellos mismos que pueden ofrecer resistencia a los embates neoliberales. Anudamientos entre lo político y el psicoanálisis en tanto discurso que intentan recomponer la relación entre el Estado y los actores institucionales atravesados por múltiples demandas heterogéneas.

Constituye una posición ético-política sostener la singularidad irreductible del sujeto en su existencia hablante, sexuada y mortal, desde una apuesta para rescatar lo inapropiable de las lógicas de poder. Sostener esa irreductibilidad al poder hegemónico, centrada en la articulación de la cadena de discursos sociales en los que el sujeto y sus prácticas puedan hacerse representar, es una de las formas de evitar que el capital realice su “crimen perfecto”. Sin ello, solo resta admitir la producción biopolítica de subjetividades individualistas en masa. Con ello, debemos presuponer que la hegemonía popular permitirá la emergencia de un sujeto cuyas prácticas sociales instituyentes sean el síntoma[4] de una construcción social emancipadora.

 

Bibliografía

Alemán J (2014): En la frontera. Sujeto y capitalismo. El malestar en el presente neoliberal. Conversaciones con María Victoria Gimbel. Barcelona, Gedisa.

Alemán J (2016): Horizontes neoliberales en la subjetividad. Olivos, Grama.

Alemán J (2019): Capitalismo. Crimen perfecto o Emancipación. Barcelona, Ned.

 

Jorgelina Beatriz Farré es licenciada y profesora en Psicología (FHCE). Brinda atención clínica a adolescentes, adultos y adultos mayores. Es docente e investigadora de la Cátedra de Psicología Social (Facultad de Psicología, UNLP).

[1] El sujeto del inconsciente en sus expresiones sintomáticas se resiste a ser capturado por los dispositivos de poder dominantes que producen formas de subjetividad serviles a la voluntad de la época. Señales que indican que “el crimen no es perfecto” al decir del autor, y que no se ha consumado aún. En el sujeto siempre habrá una dimensión ectópica, fuera de lugar, una Otra escena psíquica que impide emplazarlo como puro reflejo o efecto exclusivo de las ideas dominantes del mercado.

[2] Las fake news (noticias falsas) son un tipo de contenido mediático que consiste en un contenido pseudo-periodístico difundido a través de portales de noticias, prensa escrita, radio, televisión y redes sociales, y cuyo objetivo es la desinformación (https://es.m.wikipedia.org).

[3] No hay producción del sujeto en sentido lacaniano. En tanto efecto del lenguaje, el sujeto es anterior a los intentos neoliberales de producción de subjetividades. Siempre hay en Lacan una apelación a lo político fundamental, una invariante estructural en la causación del sujeto que es anterior a las derivaciones sociohistóricas de los dispositivos de poder.

[4] El síntoma es propuesto aquí, no en sentido negativo de padecimiento, sino como expresión del anudamiento reparatorio del tejido social desgarrado.

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